sábado, 27 de noviembre de 2010

LAS 48 LEYES DEL PODER


Las 48 Leyes del Poder: "Un manual de las artes del engaño"
Por: Redaccion 2 26-Nov-2010 20:24¿Es usted de las personas que han vivido siempre supeditadas a la voluntad de los demás y quisiera, por una vez en la vida, saber qué se siente tener poder? ¿Se ha preguntado alguna vez cómo llegaron a la cúspide los que ahora detentan el poder sobre cientos y miles de personas?

¿Desearía tener el poder suficiente para decidir arbitrariamente quién vive y quién muere, o más eufemísticamente, quién vive bien y quién vive mal, o en su defecto, saber cómo contrarrestar la influencia de ese ominoso poder sobre su persona sin morir en el intento?

Al leer cada una de “Las 48 Leyes del Poder”, un verdadero tratado sobre el tema, “un manual de las artes del engaño”, como lo llama su propio autor, Greene Robert, con toda seguridad vendrán a su mente varios ejemplos de personas cercanas a usted que han logrado obtener cierto poder... y comprenderá entonces algo sobre la manera en que lo han obtenido.

No es de dudar que para llegar a esa posición estas personas hayan tenido que echar mano, consciente o inconscientemente, de alguna de esas leyes. Conscientemente, porque habrá algunos que las estudiaron a fondo antes de emprender la ardua empresa en busca del poder, y una vez aprendidas las pusieron en práctica a rajatabla.

Inconscientemente, porque habrá algunos más que de manera innata saben la forma de obtener siempre lo que quieren a costa de lo que sea. Está en sus genes, en su sangre, o posiblemente se les inculcó desde muy pequeños esa característica, grabándosela con fuego en sus neuronas.

Robert se basó para escribir sus 48 Leyes en parte estudiando la obra de Maquiavelo y de la escritora y cortesana francesa Ninón de Lenclos, el primero, como ya se sabe, con millones de seguidores aun en la actualidad, especialmente en la política y la función pública, por su obra más conocida, El Príncipe.

A continuación le presentamos las primeras 12 Leyes del Poder, que nos muestran fría y descarnadamente, escrúpulos a un lado, la forma de adquirir eso que muchos que ya lo han probado aseguran es más dulce aún que el dinero. Claro que si se pueden tener ambas cosas…

Las 48 Leyes del Poder

Un Manual de las Artes del Engaño

Autor: Greene Robert

Primera de cuatro partes

LEY NO. 1

NO ECLIPSAR A NUESTROS SUPERIORES

Hay que hacer que los que están por encima de uno se sientan lo suficientemente superiores. Aunque uno tenga deseos de complacerles o impresionarles, no hay que pasarse al demostrar las habilidades propias porque provocan el efecto contrario -inspirar miedo e inseguridad-. Si conseguimos que nuestros jefes parezcan más brillantes de lo que son, llegaremos a las cimas del poder.

LEY NO. 2

NO CONFIAR DEMASIADO EN LOS AMIGOS Y SABER UTILIZAR A LOS ENEMIGOS

No hay que fiarse nunca de los amigos -le traicionan a uno con mayor rapidez, porque sienten envidia con facilidad-. También se convierten en unos mimados tiránicos. Pero si se contrata a un antiguo enemigo, será más leal que un amigo, porque tiene más que demostrar. De hecho, hay mucho más que temer de los amigos que de los enemigos. Si no se tienen enemigos, hay que encontrar la forma de granjeárselos.

LEY NO. 3

OCULTAR LAS INTENCIONES

No debemos revelar nunca el objetivo detrás de nuestras acciones para mantener a la gente desconcertada y desinformada. Si no tienen ni idea de cuáles son nuestras
intenciones, no pueden preparar una defensa. Hay que llevarles lo bastante lejos por el camino equivocado, envolverlos en humo, y para cuando se den cuenta de lo que nos proponemos, será demasiado tarde.

LEY NO. 4

DECIR MENOS DE LO NECESARIO

Si se intenta impresionar a la gente con palabras, cuanto más se dice, más ordinario se parece y menos se controla la situación. Incluso si se está diciendo algo banal, parecer original si se expresa de una forma vaga, abierta y con aspecto de esfinge. La gente poderosa impresiona e intimida diciendo poco. Cuanto más se dice, más posibilidades hay de soltar una tontería.

LEY NO. 5

DEFENDER LA REPUTACIÓN CON LA VIDA (MUCHAS COSAS DEPENDEN DE ELLA)

La reputación es la piedra angular del poder. Sólo a través de la reputación se puede intimidar y ganar; una vez que se pierde, sin embargo, uno se vuelve vulnerable y blanco de ataques por todos los lados. La reputación debe ser algo inexpugnable. Siempre hay que estar alerta ante la posibilidad de un ataque, para defenderse antes de que ocurra. Mientras, hay que saber destruir al enemigo minando su propia reputación. Luego hay que tomar distancia y dejar que la opinión pública les lleve a la horca.

LEY NO. 6

LLAMAR LA ATENCIÓN A TODA COSTA

Todo se juzga por la apariencia; lo que no se ve no tiene valor. Por lo tanto, no es bueno perderse entre la muchedumbre ni quedar en el olvido. Hay que destacar.
Llamar la atención a toda costa. Hay que convertirse en un imán que atrae la atención porque parece más grande, más colorido, más misterioso que las masas tímidas y blandas.

LEY NO. 7

CONSEGUIR QUE OTROS HAGAN EL TRABAJO y LLEVARSE EL MÉRITO

Hay que utilizar la sabiduría, el conocimiento y el trabajo de los demás en beneficio propio. Este apoyo no sólo ahorra tiempo y energía, sino que produce un aura divina de eficacia y rapidez. Al final los ayudantes quedarán en el olvido y nosotros seremos recordados. Nunca debemos hacer nada que puedan hacer los demás por nosotros.

LEY NO. 8

HACER QUE LOS DEMÁS VENGAN A UNO (PONIENDO UN CEBO SI ES NECESARIO)

Si obligamos a los demás a actuar, se tiene el control. Siempre es mejor hacer que nuestro oponente venga hacia nosotros y que abandone sus propios planes en el camino. Hay que atraerle con ricas ganancias, y luego atacar. Nosotros tenemos las cartas.

LEY NO. 9

GANAR A TRAVÉS DE LA ACCIÓN, NUNCA DE LA DISCUSIÓN

Cualquier triunfo momentáneo obtenido por una discusión no es más que una victoria pírrica: el resentimiento y la animadversión que se crean son más fuertes y duraderas que cualquier cambio momentáneo de parecer. Tiene mucho más poder hacer que los demás cambien de opinión a través de las acciones, sin decir una palabra.

Hay que demostrar, no explicar, de la misma manera. Si se engaña o se manipula a determinadas personas, pasarán el resto de su vida buscando venganza. Son lobos vestidos con la piel de oveja. Por lo tanto, es necesario elegir bien las víctimas y los oponentes: nunca se debe ofender o engañar a la persona equivocada.

LEY NO. 10

EVITE A LOS PERDEDORES Y LOS DESDICHADOS

La desdicha de los demás puede conducirlo a la muerte: los estados de ánimo son tan contagiosos y tóxicos como una enfermedad infecciosa. A menudo, los perdedores son los artífices de su propia desgracia y terminan por transmitirla a quien quiere ayudarlos. Evítelos y, en cambio, frecuente a individuos ganadores y felices.

LEY NO. 11

HAGA QUE LA GENTE DEPENDA DE USTED

Para mantener su independencia, es indispensable que los demás lo necesiten.

Cuando más confíen y dependan de usted, tanta más libertad tendrá. Haga que la gente dependa de usted para lograr su felicidad y prosperidad, y no tendrá nada que temer.

Haga que la gente dependa de usted. Ganará más con tal dependencia que con la cortesía. Quien ha saciado su sed de inmediato le vuelve la espalda a la fuente, pues ya no la necesita. Cuando la dependencia desaparece, también desaparece toda educación y después el respeto.

La primera lección que la experiencia debería enseñarnos es la de mantener la esperanza viva pero nunca satisfecha, de modo que hasta un amo soberano nos necesite siempre. (Baltasar Gracián, 1601-1658).

Una advertencia: no piense que, por depender de usted, su jefe lo querrá. Por el contrario, lo más probable es que lo odie y le tema. Pero, como dijo Maquiavelo, es mejor ser temido que amado. El temor es algo que se puede controlar, mientras que el amor es incontrolable.

Depender de una emoción tan sutil y cambiante como el amor o la amistad sólo le generará inseguridad. Más vale que la gente dependa de usted por temor a las consecuencias de perderlo, que por el placer de su
compañía.

LEY NO. 12

UTILICE LA FRANQUEZA Y LA GENEROSIDAD EN FORMA SELECTIVA

Un gesto sincero y honesto compensará docenas de actitudes dictadas por la hipocresía y la falsedad. El gesto de franca y honesta generosidad hace bajar la guardia aun al individuo más desconfiado.

PROXIMAMENTE LAS DEMAS

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